La Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud llamó a cuidar y promover la vida

  • 10 de septiembre, 2025
  • Buenos Aires (AICA)
En el Día Mundial de Prevención del Suicidio, exhorta a afrontar esta realidad dolorosa, que provoca la muerte de más de 3.300 personas por año en el país. Un pedido en una plegaria.

En el contexto del Día Mundial de Prevención del Suicidio, la Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud difundió un mensaje en el que expresa un "fraterno y urgente llamado" frente a la dolorosa realidad del suicidio, que cada 40 segundos cobra una vida en el mundo y, en la Argentina, provoca la muerte de más de 3.300 personas por año.

"El suicidio continúa siendo una herida profunda en nuestro mundo. Estos datos, tan fríos como contundentes, reclaman de nosotros una respuesta comprometida, solidaria y esperanzada", subraya el mensaje.

Los obispos recordaron que "la vida es un don de Dios" y que la Iglesia está llamada a ser "casa abierta, donde cada persona pueda experimentar la misericordia de Dios y la contención fraterna de sus hermanos".

En ese sentido, alentaron a las comunidades a "seguir siendo lugares donde el silencio se rompe con la escucha, donde la soledad se disipa con la cercanía y donde nadie es juzgado por su dolor".

Oración y pedido
La comisión episcopal también invitó a elevar una oración por las víctimas y sus familias y a pedir al Señor el discernimiento necesario "para reconocer los síntomas de riesgo y poder intervenir de manera pronta y eficaz al servicio de la vida".

"El Año Jubilar fortalezca en nosotros el don de la esperanza, que responda a la sed más profunda del corazón humano: la certeza de que nadie está solo", expresó.

El comunicado concluye con una plegaria en la que se pide: "Señor de la vida, fuente de esperanza, en este Año Jubilar que nos convoca a vivir la luz del Evangelio, te pedimos que infundas en todos los corazones el don de la esperanza. Que sepamos reconocer la fragilidad cuando asoma y, con valentía y ternura, ser cercanos al que sufre. Danos ojos que vean el dolor del otro, oídos que escuchen sin juzgar, manos que sostengan con compasión. Te pedimos que acompañes con tu bondad a las familias que sufren por la pérdida de un ser querido. Que nunca se sientan solas, y que en cada gesto nuestro llegue la promesa de que la vida es un regalo divino, siempre digno de ser vivido. Amén".

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