El arzobispo de Córdoba destacó la gracia del olvido de sí y sugirió que "el hacernos cargo de los pobres, de los que sufren, es condición necesaria para la validez existencial de la Iglesia".
El obispo de San Francisco pidió "no dejarnos envenenar el espíritu por esas manifestaciones y caer también nosotros en semejantes extremismos", en referencia a la inauguración de los JJOO de París.
"Si todos pudiéramos aportar lo poquito que traemos, lo que somos, qué distinto sería nuestro mundo", expresó el obispo de San Isidro, y animó a acoger, contener y bendecir.
"Expresemos comprensión y ternura, cuidemos de los más frágiles, y celebremos la rica herencia que nuestros mayores nos han dejado", propuso el arzobispo de San Juan de Cuyo.