"Nuestra vida cristiana debe prolongar el llamado a la conversión, que Cristo, por su 'como sacramento', sigue formulando para que el mundo crea y se salve", afirmó el arzobispo emérito de Corrientes.
"El diálogo y la comunión, si logran impregnarse en nuestro modo de vida, irán fomentando la tan necesaria cultura del encuentro", aseguró el obispo de Posadas.
El arzobispo de Mendoza expresó su deseo de que las comunidades mendocinas rebosen del entusiasmo apostólico de los primeros cristianos, para dar a conocer a Dios y servirlo en los hermanos.
El obispo de San Isidro aseguró que "no hay alegría, no hay satisfacción, no hay gratificación en la vida más grande" que la de ponerse al servicio del hermano, como hizo el buen samaritano.