"Gracias por habernos recordado que la ternura no es debilidad, que la verdad no necesita gritar, que la Iglesia puede ser madre y hospital de campaña", expresó el arzobispo sanjuanino.
"Es el día festivo de la Divina Misericordia. La relación con la Pascua ofrece la perspectiva del amor infinito de Dios ? en Cristo - por la toda la humanidad", sostuvo el arzobispo emérito.
Frente a la Virgen de Luján, el arzobispo lo recordó como "un profeta, un hombre de Galilea, con una voz incómoda pero necesaria para el mundo".
El arzobispo santiagueño recordó con profundo dolor y gratitud al Papa Francisco, destacando su cercanía con el pueblo, su legado de paz y su papel como guía espiritual de toda la Iglesia.