En una declaración, los académicos subrayaron su posición contraria a "la aceptación de su implementación como práctica médica" y pidieron garantizar los cuidados paliativos.
Ante parlamentarios y alcaldes de una diócesis francesa, Francisco llamó a evitar la "cultura del descarte" y ofrecer a los enfermos terminales cuidados y alivio, no la muerte.
Tras su media sanción en la Cámara de Diputados, los obispos consideraron que se trata de un "claro retroceso" en el reconocimiento de la dignidad de toda vida humana. Ahora, pasa al Senado.
El informe del doctor Jorge Lafferriere evalúa las iniciativas legislativas y advierte que legalizar esas prácticas implica "un quiebre del principio de la inviolabilidad del derecho a la vida".