María Antonia de Paz y Figueroa es la primera beata latinoamericana en recibir esta distinción, otorgada por una universidad pública. El diploma fue recibido por Mons. Vicente Bokalic.
Un resto óseo de la beata fue dejado en la catedral basílica. Cedido por el obispo auxiliar de Buenos Aires, Mons. Giobando, peregrinó hasta la capital salteña, donde fue bendecido por el nuncio.
Celebraciones en Buenos Aires para conmemorar un nuevo aniversario de la beatificación.
María Antonia de Paz y Figueroa se convirtió en la primera beata latinoamericana en recibir esa distinción de una casa de altos estudios pública. Su legado ha tenido un valor incalculable en el mundo.