 
            El arzobispo sanjuanino propuso hablar con los amigos más cercanos de las heridas que "habitualmente escuchamos y recibimos".
 
                        En su reflexión del domingo, el obispo de Río Gallegos señaló que la Iglesia, frente a las heridas del divorcio, "no debe levantar el dedo acusador", y advirtió el peligro de los "divorcios sociales".