 
            "¡No se queden callados, no se queden al margen, no sean cómplices del crimen!", pidió el arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica en su mensaje diario desde que inició la invasión rusa.
 
                        "La archieparquía de Kiev está sangrando. Y como obispo de esta archieparquía, estoy de luto por mis hijos", dijo el arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica, al advertir sobre ataques a civiles.
 
                        Mientras el papa Francisco recuerda que "las armas del espíritu cambian la historia"; desde Kiev, el arzobispo greco-católico Shevchuk repite: "No permitamos que el odio nos aprisione".