En el cuarto y último domingo de Adviento, Francisco se detuvo en la figura de José, que supo renunciar a sus certezas tranquilizadoras.
Durante el Ángelus de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, el papa Francisco invitó a los cristianos a encomendarse a Nuestra Señora, " que es nuestra hermana y madre".
En el Ángelus de este domingo, el Santo Padre recordó que el Adviento es una oportunidad para bajar del pedestal de la supuesta autosuficiencia y sumergirse en el agua del arrepentimiento.
Tras el Ángelus, el Papa recordó este domingo la guerra en el país de Europa oriental, y también la Jornada de Oración y Recaudación de Fondos para la Iglesia, que se desarrolla en Polonia.