"En Belén no vemos un dios iracundo que castiga, sino al Dios misericordioso que se encarna, que entra débil en el mundo", destacó el Papa durante la misa de Nochebuena en la basílica de San Pedro.
En vísperas de la Navidad, el Papa animó a "experimentar el amor fecundo de Dios acogiendo, protegiendo y respetando a los demás, haciéndonos nosotros mismos, para los demás, 'sombra del Altísimo'".
El Papa pidió que Dios "infunda humanidad en el corazón de los hombres" y dirigió su pensamiento a quienes "sufren a causa de la miseria, el hambre y la esclavitud".
"Se puede- y como cristianos debemos- celebrar con sencillez, sin despilfarros, y compartiendo con quienes carecen de lo necesario o les hace falta la compañía", aseguró el Pontífice.