"El centro del conflicto, como siempre es Jerusalén", asegura el padre Ibrahim Faltas, sacerdote franciscano de la Custodia de Tierra Santa.
En el Monte de los Olivos, el lugar donde se recuerdan los últimos instantes que Jesús pasó en la Tierra, los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa celebraron ayer la fiesta de la Ascensión.
"El estatus multirreligioso y multicultural de Jerusalén debe ser mantenido, de modo que todos los credos abramíticos puedan encontrar en ella solo una ciudad de paz y de tranquilidad. Seguiremos rezando por una paz justa y duradera en Jerusalén y en todo el mundo", afirman los patriarcas y líderes de la Ciudad Santa en su mensaje dirigido a todos los fieles con ocasión de la Pascua del Señor.
El papa Francisco y el rey Mohamed VI firmaron este sábado 30 de marzo un llamamiento para preservar Jerusalén como "símbolo de convivencia", patrimonio de la humanidad y lugar de encuentro y de culto para las tres religiones monoteístas.