A causa de los ataques, el arzobispo mayor de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, celebró la misa de la solemnidad en el refugio antiaéreo de la catedral de Kiev.
Ante la cercanía de la fiesta del Nacimiento del Señor, el Santo Padre envía como regalo un hospital móvil y otros suministros médicos a Ucrania.
Al cumplirse el milésimo día desde la invasión por parte de Rusia, Francisco expresó su solidaridad y cercanía hacia los ucranianos, junto con sus esperanzas y oraciones por la paz.
El primado de los greco-católicos afirmó que los de la guerra han sido "mil días de muertes", pero también "mil días de experiencia de la presencia del poder de Cristo resucitado en los ucranianos".