El obispo de San Bernardino, al frente de más de 1,5 millones de católicos en California, tomó esta medida tras varias detenciones de inmigrantes en dos instalaciones parroquiales de la región.
El arzobispo de Los Ángeles, monseñor José Gómez, llamó a la comunidad a "ser instrumentos de amor y apoyo a quienes sufren". Los incendios ya consumieron 12 mil hectáreas.