"Aprender de ella, a estar en adoración ante la Eucaristía, es tan real como si estuviéramos participando de la noche más importante de la historia humana", aseguró el arzobispo emérito.
El arzobispo recordó que en Adviento todo conduce a concretar la fidelidad a Dios y a renovarla, para que los bautizados sean "auténticos testigos de Quien así capacita a los creyentes a vivir la fe".
"Cristo no se percibe triunfador, sino el humilde Redentor de sus gobernados", diferencia el arzobispo emérito, y destaca: "Sigue derramando su Sangre y dando a comer su Carne, en cada Eucaristía".
El arzobispo emérito de Corrientes consideró que es el momento de situar a Cristo en el centro de una existencia que intenta calificarse "cristiana".