"La legislación australiana debe proteger la dignidad inherente de toda persona humana", escribieron los obispos.
Monseñor Anthony Fisher expresó que "la mejor respuesta a la violencia y al miedo es la oración y la paz".
Los prelados visitaron, durante cuatro días, varias ciudades de la nación devastada por la guerra.
El cardenal australiano murió por algunas complicaciones cardíacas, tras una operación de cadera. Desde febrero de 2019, era prefecto emérito de la Secretaría de Economía.