Miércoles 20 de agosto de 2025

Card. Rossi: 'El evangelio vivido en serio es fuego'

  • 20 de agosto, 2025
  • Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba afirmó que la fidelidad al Evangelio puede generar rechazo, ya que "no deja las cosas como están" y "enciende una inquietud que nos pone en camino".
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El arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi SJ, presidió la misa dominical en la parroquia San Roque, donde centró su homilía en la figura del profeta Jeremías y en el Evangelio. A partir de ambos textos bíblicos, planteó que la vivencia de la fe conlleva conflicto, división y rechazo.

El cardenal afirmó que Jeremías fue arrojado a una cisterna por decir una verdad que incomodaba, y que Jesús terminó en la cruz por seguir con coherencia el camino del Evangelio. En ese sentido, citó al papa Benedicto XVI para referirse a la necesidad de aceptar los sufrimientos que conlleva la verdad, incluso cuando esto implique renunciar al prestigio o a la tranquilidad personal.

El arzobispo cordobés sostuvo que el Evangelio no es un mensaje neutro, sino que provoca una transformación profunda y concreta en la vida cotidiana. Citando a Francisco, describió el Evangelio como un fuego que "quema los viejos equilibrios" y llama a superar el egoísmo, el pecado y la indiferencia. Insistió en que este fuego no deja las cosas como están, ni en el corazón personal ni en la comunidad.

El cardenal Rossi cuestionó una vivencia de la fe basada solo en el cumplimiento formal de normas, sin pasión ni transformación real. Retomó la figura de san Alberto Hurtado para invitar a ser "fuegos que encienden otros fuegos" y alertó sobre el riesgo de caer en una espiritualidad tibia, desvinculada de las necesidades del prójimo.

Recordó también la experiencia del profeta Jeremías, quien predicó un mensaje impopular durante la amenaza babilónica y sufrió persecución por su fidelidad. Rossi destacó su actitud como ejemplo de coherencia frente a la tentación de decir lo que los demás quieren escuchar.

En relación con el Día del Niño, el arzobispo invitó a cuidar especialmente a los niños y a los adultos mayores, a quienes definió como un termómetro de la calidad social y eclesial. Criticó las situaciones de vulnerabilidad que enfrentan ambos grupos, tanto por parte del Estado como dentro de la Iglesia, y llamó a asumir una actitud de responsabilidad compartida.

También expresó preocupación por los niños afectados por conflictos bélicos y advirtió sobre el riesgo de la indiferencia social frente a imágenes de violencia que se presentan en los medios. Finalizó su homilía pidiendo a la Virgen María la gracia de ser capaces de cuidar la fragilidad y de mantener viva la llama del Evangelio en la vida cotidiana.+