Mons. Castagna: "Conocer y hacer conocer a Cristo"
- 26 de febrero, 2021
- Corrientes (AICA)
"Es preciso que el mundo tenga la oportunidad de un encuentro eficaz con su Salvador, Jesucristo, que la Iglesia conoce y debe hacer conocer a quienes manifiesten deseos de seguirlo", sostuvo.
Sugerencia para la homilía de monseñor Castagna
El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, recordó que “la misión de los bautizados es proclamar la soberanía de Cristo, y testimoniar su presencia con la santidad de sus vidas”.
“Es preciso que el mundo tenga la oportunidad de un encuentro eficaz con su Salvador, Jesucristo, que la Iglesia conoce y debe hacer conocer a quienes manifiesten deseos de seguirlo”, sostuvo en su sugerencia para la homilía dominical.
El prelado señaló que “la actividad pastoral se orienta a una presentación auténtica de Cristo, el ‘Señor de la historia’, e invita a la conversión”.
“Los apóstoles así lo hicieron, hasta enfrentar la persecución y la muerte. San Pablo lo afirma con una dramática expresión: ‘Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme, al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! Conocer y hacer conocer a Cristo es la razón de ser de la Iglesia”, concluyó.
Texto de la sugerencia
1.- La Transfiguración de Jesús. Quienes comentan este texto evangélico no dejan de referirse a la intencionalidad del acontecimiento extraordinario de la Transfiguración. La Pasión y Muerte causarán, en la mayoría de sus seguidores, una verdadera desbandada. Pondrán a prueba la fe en la identidad mesiánica de Jesús y ocasionarán la mayor de las desilusiones. El Señor escoge a tres de sus más cercanos discípulos, próximos a constituir las columnas firmes del Colegio Apostólico y de la Iglesia naciente. La experiencia singular de aquellos hombres los pone en condiciones de enfrentar el “escándalo” y superarlo. Al regresar del monte: “Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos”. (Marcos 9, 9) Aún están lejos de entender a Jesús cuando les habla de la resurrección, lo entenderán cuando se enfrenten con el hecho mismo de la Resurrección de su Maestro.
2.- Renovar nuestra fe en Cristo. Jesús no piensa ejercer su poder divino con fines demagógicos; lo que ven aquellos hombres fluye de su naturaleza de Hijo de Dios, oculta en la carne humana, suya desde la Anunciación e inmolada en la Cruz. Identidad divina que otorga valor redentor a su sacrificio. El tiempo de Cuaresma nos ofrece la ocasión de renovar nuestra fe en Cristo, el único Salvador. Estamos transitando caminos muy pedregosos, capaces de lastimar nuestra fe bautismal o impedir que se desarrolle. Es por ello que nuestra sociedad, mayoritariamente bautizada por la Iglesia Católica, se presenta contradiciendo, con mucha frecuencia y de manera escandalosa, la fe profesada en la celebración del Bautismo. ¡Qué poco conocimiento y conciencia poseen muchos padres y padrinos, al acercar a los niños a la pila bautismal! La Iglesia ensaya formas de catequesis que intentan revertir la evidente y grave anomalía. No alcanzan para resolverla y producir cambios que graviten realmente en la vida del pueblo considerado “cristiano”.
3.- El peligro de mundanizar la Iglesia. ¿Qué debemos hacer? Es la primera pregunta que se formula el Pastor ante la situación religiosa anómala que lo desafía. No puede - ni debe - adoptar una estrategia por ser empresarialmente exitosa. Como los pensamientos y caminos de Dios no son los de los hombres, tampoco lo son los que la Iglesia debe adoptar. Las tentaciones con que el demonio quiso poner a prueba a Jesús en el desierto, después de los cuarenta días de ayuno y oración, son reiteradas hoy - por el mismo enemigo - a los bautizados. Jesús nos muestra cómo debemos responder a las insólitas proposiciones demoníacas. Me refiero a la fidelidad a Dios, sostenida por la Palabra y vigorizada con la gracia de los Sacramentos y la oración. Durante los veinte siglos de fidelidad a Dios, de la mano de su Divina Cabeza, la Iglesia sufrió altibajos personales e institucionales innegables. A veces cedió, al hacer suyos los pensamientos de los hombres, pero reaccionó con valor, auxiliada por la gracia del Evangelio, por mantenerse fiel a las enseñanzas de su Maestro. Para ello el Espíritu Santo la contiene, confirma e impulsa a evangelizar a los diversos pueblos y culturas.
4.- Conocer y hacer conocer a Cristo. La misión de los bautizados es proclamar la soberanía de Cristo, y testimoniar su presencia con la santidad de sus vidas. Es preciso que el mundo tenga la oportunidad de un encuentro eficaz con su Salvador, Jesucristo, que la Iglesia conoce y debe hacer conocer a quienes manifiesten deseos de seguirlo. La actividad pastoral se orienta a una presentación auténtica de Cristo, el “Señor de la historia”, e invita a la conversión. Los Apóstoles así lo hicieron, hasta enfrentar la persecución y la muerte. San Pablo lo afirma con una dramática expresión: “Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme, al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! (1 Corintios 9, 16) Conocer y hacer conocer a Cristo es la razón de ser de la Iglesia.+
