Miércoles 6 de agosto de 2025

Mons. Ojea: 'Vencer el consumismo para disfrutar los valores más hondos de la vida'

  • 5 de agosto, 2025
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
"No se puede disfrutar realmente de la vida si uno tiene el corazón apegado al dinero", advirtió el obispo emérito de San Isidro en su reflexión semanal.
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El obispo emérito de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, reflexionó sobre la Palabra del décimo octavo domingo del tiempo durante el año.

A la luz de las lecturas, recordó "un problema que nos duele tanto, el problema de la división de las familias por la herencia. Cuántas familias peleadas, divididas, cuyos hijos dejan de verse, cuyos nietos dejan de conocerse, y todo por el dinero".

"Jesús -dijo- quiere llegar al fondo de este problema, 'Cuídense de la avaricia porque la vida del hombre no está asegurada por sus riquezas'".

"Es el consumismo que vivimos, es el tema que hablamos continuamente, es el objetivo de nuestras conversaciones, de nuestros pensamientos", señaló Ojea, quien recordó cuando Jesús "fue tan claro cuando nos dijo: 'no se puede servir a dos señores'. No se puede servir a Dios y al dinero".

"Cuando uno va sirviendo al dinero, lo convierte en ídolo. Se va alejando totalmente de otra cantidad de valores que no se pueden vivir cuando uno está apegado, entrampado, idolatrando al dinero. Entonces, claro, no se puede disfrutar la vida. El libro de los Proverbios nos enseña que no se puede disfrutar realmente de la vida si uno tiene el corazón apegado al dinero", agregó.

Aprender a desprenderse y a dar
Monseñor Ojea recordó que la Iglesia "desde hace muchísimos siglos insiste en la limosna, en aprender a desprenderse, aprender a dar, aprender a compartir. El dinero no es malo. El dinero, el Señor los no pone en nuestras manos para administrarlo, nos lo pone para invertir, para dar trabajo, para crear fuentes de trabajo. Nos lo pone para poder ayudar a los demás. Entonces, la limosna entendida bien cómo -te doy parte de aquello que me pertenece, parte de aquello que es propiedad privada, lo comparto-, porque tiene una función". 

"Entonces, lo primero es dar. Lo segundo, pensar cuánto damos. ¿Damos solo de lo que nos sobra o damos de aquello que realmente es nuestro? y tenemos el deber de compartir. Y, lo tercero es, ¿cómo damos?", manifestó.

Como deseo final de su reflexión, pidió que el Señor "nos conceda poder vencer este consumismo tremendo que estamos viviendo y aprender el modo de poder disfrutar auténticamente de los valores más hondos de la vida y del corazón humano".+