Al rezar el Ángelus desde la Plaza de la Libertad, en Castel Gandolfo, el pontífice recordó que "la meta es Dios, Amor infinito y eterno, plenitud de vida, paz, alegría y todo bien".
"Nos sentimos impotentes ante la creciente violencia en el mundo, cada vez más sorda e insensible a cualquier impulso de humanidad", expresó el pontífice en su reflexión tras el rezo del Ángelus.
El Papa exhortó a invertir los dones recibidos de Dios en el amor y el servicio a los demás, al recordar que las obras de misericordia son la inversión más segura y fecunda para alcanzar la plenitud.
Frente a la violencia que aún azota a Haití y la esperanza de paz entre Armenia y Azerbaiyán, insta a la comunidad internacional a priorizar la paz, la justicia y la protección de los más vulnerables.