Mons. García Cuerva: 'Seguir a Jesús no es una opinión, es una decisión de vida'
- 9 de septiembre, 2025
- Buenos Aires (AICA)
El arzobispo de Buenos Aires destacó que Jesús no se deja "engolosinar por los números ni el rating", sino que plantea exigencias claras y fuertes, y marcó al menos tres.
El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, reflexionó sobre las exigencias del discipulado cristiano a partir del Evangelio de san Lucas, y subrayó que "seguir a Jesús no es una opinión, es una decisión de vida".
El prelado recordó que los domingos anteriores, Jesús había invitado a pasar por la puerta estrecha y a vivir con humildad, como preparación para comprender con mayor radicalidad lo que implica ser discípulo suyo.
"Vivimos en una sociedad que pasó de ser de creencias a una sociedad de opiniones. Pero seguir a Jesús no es una opinión: es una decisión de vida", destacó.
Amar a Jesús sobre todas las cosas
Comentando el pasaje evangélico, monseñor García Cuerva destacó que Jesús no se deja "engolosinar por los números ni el rating", sino que plantea exigencias claras y fuertes.
La primera, planteó, es el amor exclusivo al Hijo de Dios, por encima incluso de los afectos familiares: "No se trata de dejar de lado el amor a los seres queridos, sino de ampliar la mirada para reconocer que formamos parte de una familia más grande: la humanidad entera, todos hijos de un mismo Padre. El dolor y la esperanza de los demás también deben ser los nuestros".
La cruz como parte del discipulado
En segundo lugar, señaló la exigencia de cargar la cruz: "Seguir a Jesús tiene consecuencias. No podremos evitar problemas, riesgos ni incomprensiones". Y agregó, citando una anécdota personal: "Lo que llevamos colgado en el pecho es una cruz, no una reposera".
En esta línea recordó a san Pablo, preso en Roma y finalmente mártir, como ejemplo de la radicalidad de la fe: "Vivir el Evangelio en serio siempre traerá dificultades, pero también plenitud de vida".
Renunciar a lo material y valorar lo esencial
Como tercera exigencia, el arzobispo señaló la necesidad de renunciar a los bienes materiales y aprender a vivir con un "equipaje liviano". "Se nos va la vida detrás del dinero, de ese dios con minúscula que rompe la fraternidad y genera exclusión. La pandemia nos enseñó que lo más importante no tiene precio: la amistad, la salud, los seres queridos, el perdón. Allí está lo que verdaderamente vale".
Pensar, dialogar y rezar
A propósito de las parábolas de la torre y del rey que va a la guerra, monseñor García Cuerva subrayó la importancia de "sentarse a pensar, calcular y considerar" antes de actuar.
"Nos falta la actitud de darnos tiempo para reflexionar, para pensar con otros, consensuar, dialogar, buscar acuerdos. Y también tiempo para rezar, para dejarnos iluminar por la Palabra de Dios en este mes de la Biblia", indicó.
El arzobispo porteño advirtió, además, contra "el acelere, la ansiedad y el activismo" que definen como "enfermedades contemporáneas que cascotean la esperanza".
El arzobispo porteño destacó también la segunda lectura, la carta de Pablo a Filemón, donde el apóstol intercede por Onésimo, un esclavo fugado: "En un tiempo en que la esclavitud era aceptada, Pablo se atreve a llamarlo hermano, hijo y parte de sí mismo. Eso es vivir el Evangelio con todas sus consecuencias: reconocer la dignidad de cada persona, sin discriminación".
Discípulos enamorados, no "cristianos de ocasión"
Finalmente, citó un Ángelus reciente del papa León XIV (6 de julio), en el que el pontífice llamó a ser "obreros deseosos de trabajar en el campo de la misión, discípulos enamorados que den testimonio del Reino de Dios en la vida cotidiana", y advirtió sobre el riesgo de ser solo "cristianos de ocasión".
Monseñor García Cuerva concluyó pidiendo la gracia de "vivir las exigencias del discipulado con un corazón grande y generoso, dispuestos a cargar la cruz, desprendidos de lo material, solidarios y coherentes", tratando siempre a los demás "como hermanos, porque somos hijos del mismo Padre que nos hace familia".+