León XIV animó a los fieles, durante el rezo del Ángelus dominical, a reconocer honestamente sus propios errores y así contribuir a la construcción del Reino de Dios.
León XIV pidió que los bienes del mundo se utilizaran para la "verdadera riqueza", es decir, la amistad con Jesús y con nuestros semejantes.
Antes de dirigir el rezo del Ángelus con los fieles en la Plaza de San Pedro, León XIV volvió a renovar su llamamiento al cese de los conflictos armados, enfatizando que "¡Dios quiere la paz!".
Durante el Ángelus dominical, el pontífice retoma los llamamientos a una "cultura del encuentro", expresión central en el pontificado de Francisco.